domingo, 11 de diciembre de 2011

La Repitencia Escolar.

Es fin de año y nos encontramos en fechas de muchos balances.Entre ello, el de nuestros hijos, principalmente en lo referido a su rendimiento académico. Vienen las felicitaciones, un deber cumplido para aquellos que han tenido un buen año escolar. Esto permite, entre muchas cosas y n especial en los más pequeños, el "cobrar" mi tan merecido regalo de Navidad. Pero, ¿Qué sucede con aquellos niños y niñas que han repetido curso?
Tema complejo; se producen al interior de la familia los cuestionamientos y la búsqueda de los culpables de los sucedido. Pera más importante a ello está lo que sucede con el niño. Muchas veces este episodio conlleva a síndromes de desvalorización y culpa por lo sucedido, o bien a rebelarse ante su medio, citando al sistema escolar, a profesores o a los padres por lo que está viviendo...
Como padres debemos estar continuamente consultando por el rendimento escolar de nuestros hijos, para ir tomando las medidas remediales que un fracaso escolar lleva. No esperemos hasta la última reunión para enterarnos de que nuestro hijo o hija repite el año.
Ahora bien, si se esta situación, como padres debemos:
- Analizar lo sucedido, determinando cuáles pudieron ser los factores que influyeron. Ello lleva a reflexionar en familia, teniendo presente que "algo" está sucediendo con el niño y cómo es el nexo entre él o ella y lo que le rodea (familia, compañeros, amigos, entre otros).
- Planificar cómo se enfrentará el próximo año. Es muchas veces dificil de llevar para el niño... nuevos compañeros, otro profesor, nuevo ambiente, en que en más de alguna oportunidad se verá enfrentado a las burlas de sus pares por ser un "repitente". Para ello, debemos elaborar un plan, en la cual las vacaciones serán un buen aliado. Sin el compromiso de la escuela de tener que cumplir con ciertas tareas, podrán ir repasando contenidos que no fueron comprendidos, además de aprender nuevas formas de estudio y de organizar su tiempo para este.
En resumen, se trata de que los padres asuman la responsabilidad de destinar el tiempo para generar situaciones de enseñanza y aprendizaje en el ámbito del hogar. Los niños (así como los adolescentes y los adultos) necesitan sentir que se reconocen sus aptitudes, y que se está presente en sus momentos complejos, y en los cuales saben que se puede contar con ellos para superarlos. La confianza es fundamental para que el niño cuente sus vivencias. Se trata de que nuestro hijo pueda aprender, también, de la experiencia vivida; inclusive que ésta se convierta en una anécdota, que será recordada como un paso más en el camino (no siempre lineal y directo) hacia la madurez. No es a la primera persona que le pasa... pero de seguro, será la gran enseñanza de este año, que pese a su repitencia, una enseñanza que lo pude convertir en el mejor alumno 2011 de su promoción.